“La gente generalmente confunde lo que lee en los periódicos con las noticias”
Abbott Liebling
Las tapas de diarios de la época informaban con titulares como: ¡Victoria!, “Desastre naval ingles”, “Argentinazo, las Malvinas recuperadas” o “Vimos rendirse a los ingleses”. También las voces de las propagandas que repetían hasta el cansancio “Ya estamos ganando”
Los militares ordenaban lo que tenían que publicar los medios y no se podía cuestionar la información oficial porque existía censura previa, tal como venían sucediendo durante todos los años de la dictadura y la gran mayoría de los principales medios de comunicación se encontraban absolutamente al servicio del régimen. En el ’82 cuando se hacían conferencias de prensa surgían freses en primera persona del plural y casi la totalidad de los medios gráficos escribían sus titulares: “Porque estamos ganando la guerra”, “Como empezó la guerra”, “Seguimos ganando”, “Nuestros Potros del aire aniquilan a las naves inglesas”.
Esta forma de escribir daba un sentimiento de unidad, apoyo y cercanía. De esta manera los ciudadanos que compraban la revista, se hacían participes de esta guerra en forma indirecta. Un ejemplo claro es la revista GENTE, que tituló en tapa: “Seguimos ganando”, frase que luego se haría histórica y referencia ineludible a la hora de graficar la manera en que se mentía desde los medios gráficos. Esta postura continuó hasta después de la derrota, e incluso en algunos casos detenían a los periodistas que no respetaban la censura.
Para los periodistas las fuentes de información eran tres: El Ministerio de Defensa La Junta Militar y los corresponsales de guerra argentinos y británicos que se encontraban en la zona.
La guerra estaba perdida, pero no podía saberse tremenda noticia. Entonces el Gobierno militar, que fue a la guerra para salvarse, recurrió al viejo artilugio el montaje fotográfico. Un militar aseguró ver hundirse al “Invencible” por una fotografía, por supuesto, trucada. Para los diarios la noticia del inicio de la guerra fue título de tapa: CLARÍN: “Euforia popular por la recuperación de las Malvinas” LA NACIÓN: “Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas” El gobierno de la dictadura se repartió los canales de televisión, el 13 lo manejaba la Armada, el 11 los aeronáuticos y el 9 y ATC, el Ejército. La televisión se convirtió en una radio debido a la escaso contenido de imágenes porque ningún periodista tuvo permiso para pisar el territorio de guerra salvo tres: Diego Pérez Andrade, Carlos García Malod por TELAM, y Nicolas Kasanzew por ATC, pero sus notas salían cortadas y en su mayoría no eran emitidas Los efectos también llegaron a las radios, donde se prohibían pasar temas musicales en idiomas ingles, y se autorizaba a emitir canciones de rock de autores nacionales
El COMFER, exigía que los programas salgan en vivo para poder emitir los comunicados de prensa que en el momento se necesitara informar.
Una vez firmada la rendición el 14 de Junio, Galtieri habló durante varios minutos por la red nacional de Radio y Televisión y concluyó: “el combate de Puerto Argentino ha finalizado. Nuestros soldados lucharon con esfuerzo supremo, por la dignidad de la Nación…”
Según fuentes periodísticas de la época, la noticia de Malvinas, ocupó un 90% de las revistas semanales y entre 57 a 60% de los diarios de ese momento. Los semanarios se convertían en una suerte de álbum fotográfico, pero al saber de la manipulación de las imágenes dejaban de ser creíbles. Por otro lado los diarios informaban el lado político de ese momento dejando de lado lo más importante: el estado de los soldados y el trato que recibían de sus propios comandantes.
En definitiva, ayer y hoy, los medios de comunicación casi siempre fueron socios obligados del poder político de siempre. Malvinas no fue la excepción y, en realidad, estaban defendiendo sus propios intereses y socios, como la historia se encargó de demostrar años después. Nuestros soldados volvieron al país a escondidas y murieron más en el continente, los años subsiguientes a la guerra, que en las propias islas, todos producto del suicidio. Fueron olvidados ayer en la Guerra y luego también por los medios y por las políticas de Estado. Hoy siguen invisibles porque muchos destacan que el Gobierno kirchnerista puso fin al olvido y a su exclusión. Los medios siempre fueron el poder, salvo hoy y por eso hay que construir un nuevo poder; el de los medios populares en mano de los trabajadores.