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Vivir felices a pesar de los problemas

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Una rama de la psicología estudia por qué algunas personas son más capaces de vivir felices que otras, aun cuando atraviesan graves problemas.

La psicología positiva todavía no tiene el lugar que se merece en los ámbitos académicos, a pesar de que destacados especialistas de todo el mundo elaboraron investigaciones sobre el tema. Es una valiosa herramienta de prevención en la salud emocional.

Así como la medicina un día cayó en la cuenta de que es muy importante la prevención y la promoción de la salud, en la psicología también está naciendo la idea de que es posible enseñarle a la gente a encontrar el camino de la salud emocional y así alejar las posibilidades de que aparezca el malestar, la depresión, el pánico y otras patologías muy comunes.

A esta tendencia que podría calificarse como la “búsqueda de la felicidad” se la denomina psicología positiva.

Según explicó la especialista Norma Contini, la psicología positiva busca contrarrestar el excesivo énfasis que la psicología del siglo XX puso en el malestar y en la psicopatología. Es decir, en tratar de curar la enfermedad, en lugar de ejercitar las fortalezas emocionales de la persona. Esas fortalezas que le permiten mantener una actitud proactiva y hasta optimista en medio de grandes desgracias y dificultades. Precisamente, el inicio de las investigaciones se produjo cuando descubrieron que un grupo de gente confinada en un campo de concentración pudo evitar -por sí sola- caer en la depresión o en la locura.

El sorprendente hallazgo de posguerra

El término psicología positiva fue propuesto por Martin Seligman, pero sus antecedentes pueden encontrarse en hallazgos de Aaron Antonovsky. Este investigador relata que, mientras analizaba datos de un estudio sobre la adaptación al climaterio de mujeres de diferentes grupos étnicos en Israel, advirtió que un grupo de ellas había estado en campos de concentración. Haciendo un análisis de la salud psíquica de ese grupo con relación a las demás mujeres, concluyó que un 29% de las sobrevivientes tenían un nivel de salud psíquica bastante aceptable y un razonable estado de bienestar. Se preguntó entonces qué recursos tenían para que, tras haber pasado por una experiencia tan devastadora, conservaran ese bienestar. Antonovsky formula entonces lo que llamó recursos generalizados de resistencia.

Otro psicólogo que encuentra gente capaz de ser positiva hasta en las condiciones más extremas es Viktor Frakl, un psicólogo vienés que estuvo confinado en campos de concentración del nazismo donde murieron su esposa y sus padres. Descubre que hasta en medio de tanta deshumanización y sufrimiento, el hombre puede encontrar una razón para vivir. Y esa razón está basada en su dimensión espiritual.

Tres pilares de una fortaleza emocional

Norma Contini, doctora en psicología y docente de la UNT, mencionó que los llamados tres pilares de la psicología positiva son: las emociones positivas, el compromiso con un tarea y la vida con significado. “Puede decirse que los sujetos con emociones positivas suelen tener una mejor salud física, establecer vínculos interpersonales, producir eficazmente en el trabajo, y vivir más -señaló-. Alejandro Castro Solano relaciona las emociones positivas con la capacidad de perdonar, porque ésta permitiría el aumento del capital psíquico con que cuenta un sujeto. Quizá perdonar sea una de las tareas más complejas, por cuanto implica que el sujeto se libere de emociones negativas y pueda reescribir un pasado que se considera doloroso”.

“Por otra parte, se ha demostrado que algunas personas de reducida inteligencia pueden tener éxito en su desempeño cotidiano, mientras que otras de alto coeficiente intelectual, fracasan. Por esa razón, la psicología ha ido definiendo otras formas de capacidad, como la inteligencia práctica, la inteligencia emocional y también la capacidad para las relaciones interpersonales. Especialmente las habilidades sociales son importantes en la organización psicológica del adolescente, en su calidad de vida y en su inclusión escolar y social”.

“Daniel Goleman señala que el coeficiente intelectual contribuye aproximadamente con un 20 % a los factores que determinan el éxito en la vida. El 80 % restante estaría compuesto por otras variables inherentes a la inteligencia emocional, tales como el autodominio, la capacidad para motivarse a sí mismo, la perseverancia frente a las frustraciones, el control de los impulsos, la regulación del humor, la empatía, y tener esperanza”.

“Lo que se ha podido demostrar es que el sujeto tiene fortalezas que actúan como amortiguadores contra los trastornos mentales. También se podría decir que operan como factores protectores. En la literatura se citan algunas fortalezas tales como el optimismo, la esperanza, la perseverancia, la sabiduría, el liderazgo o el sentido del humor. Las habilidades de interacción social pueden ser consideradas en este mismo sentido”.

Semanario 200: -¿En la facultad se estudian estas teorías?

Norma Contini: -Aunque en la Facultad de Psicología no se reconoce aún a la psicología positiva como una corriente digna de formar parte del plan de estudios y mucho menos se la considera una herramienta habitual de trabajo para el psicólogo en el consultorio, existe un número cada vez mayor de psicólogos interesados en ahondar sus conocimientos sobre el tema y aplicar sus postulados.

-¿A nivel académico se tienen en cuenta los nuevos medios de comunicación y consulta?

  • Creo que la psicología debiera advertir que, dado el desarrollo nunca visto de la tecnología, hay nuevos modos de comunicar y nuevos modos de intervenir. En lo que respecta a los medios de comunicación, uno se pregunta por qué personas como Claudio Domínguez tienen tanto éxito. Desde la psicología social habría que ver de qué modo se podrían hacer abordajes comunitarios. Se habla de las “nuevas subjetividades”, a raíz del desarrollo vertiginoso del facebook, de las redes sociales, nuevos modos que están impactando.

Todavía persisten prejuicios sobre la terapia psicológica

En la consulta psicológica, Contini ha notado un cambio respecto de la actitud de la gente. Sobre todo en los jóvenes, va desapareciendo el preconcepto de que el psicólogo es para los que “están locos”. Sin embargo, en los sectores socioculturales menos progresistas, todavía persiste el prejuicio. “La prueba de que hay un avance está, por ejemplo, en que existe una mayor cantidad de gabinetes en las escuelas. La consulta al psicólogo está más naturalizada. De todos modos, creo que a la psicología le hace falta refinar sus métodos de intervención. Tener una mayor variedad de instrumentos para hacer diagnósticos”.

Contini recuerda que Martina Casullo, experta en psicología positiva que falleció recientemente de cáncer, le contaba sobre los avatares de su enfermedad. “Ella decía que había podido advertir el abismo que hay entre la medicina y la psicología, respecto de los refinados métodos que disponen los médicos para hacer un diagnóstico casi sin margen de error. Tal vez a la psicología se le plantean limitaciones que son propias de su objeto de estudio. Por ejemplo, ¿cómo se hace para saber que un chico se puede suicidar? Hoy, con los instrumentos que disponemos, yo no tengo cómo llegar a esa conclusión. La psicología es una ciencia joven. Tiene un camino a recorrer, pero se han hecho avances enormes”.