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Rematan el departamento del jarrón de Cóppola

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Es el piso de la avenida Libertador, donde en 1996, en un allanamiento por drogas, la policía encontró una bolsa con cocaína. Se subasta el 27 de febrero y su base es de $4 millones

La vivienda que hoy habita Guillermo Cóppola no es una más. No sólo por su valor inmobiliario y por el lujo que representa, sino porque ha sido escenario de uno de los escándalos judiciales y mediáticos más recordados de los años 90, en pleno auge del menemismo.

El piso, ubicado en la avenida Libertador 3540, en el barrio de Palermo, será rematado por el Juzgado Comercial N° 23, a cargo de María José Gigy Trainor. Su base es de 4.188.000 pesos ¿La razón? Una deuda de Diego Armando Maradona, titular del inmueble.

Entre 2001 y 2002, cuando el 10 se recuperaba de su adicción en Cuba, alquiló una casa en Barrio Parque que utilizaba cada vez que visitaba Buenos Aires. Para ello puso el departamento de Cóppola en garantía, pero luego contrajo una deuda de alquiler que motivó las acciones legales de su dueño. La casona, ubicada en Mariscal Castilla y Juez Tedín, sufrió más tarde la destrucción casi total por un incendio.

Según consta en el expediente judicial, al que accedió el diario El Cronista, la causa se originó hace una década, y lleva la carátula de “Banco Central c/Maradona Diego Armando y otros”. La deuda, que hoy asciende aproximadamente a los cinco millones de dólares, fue por el incumplimiento de una serie de pagarés.

El departamento, de 326 metros cuadrados, consta de “living y comedor, escritorio, tres dormitorios con baño, cocina, comedor diario y dependencia de servicio, las unidades complementarias corresponden a cochera y baulera. El inmueble se encuentra en perfecto estado de conservación”. Incluso, detalla que el martillero fue atendido "por el señor Guillermo Esteban Cóppola, quien ocupa el bien juntamente con la señora Korina Juárez y su hija".

En octubre de 1996, en ese luminoso y amplio inmueble, la policía "encontró" una bolsa con 405 gramos de cocaína dentro de un jarrón -luego se supo que eran 40 gramos-. El allanamiento había sido ordenado por una causa en la que se investigaba a una presunta organización narco, de la que se sospechaba que el representante de Maradona era cabecilla. La investigación pasó por manos de una decena de jueces y se mudó cuatro veces de juzgado. Los implicados, investigadores y testigos, desfilaron durante años por la televisión. El escándalo ocupaba las tapas de los diarios y mantenía a la sociedad detrás.

La causa se inició cuando un oficial inspector de la Bonaerense, Sergio Camaratta, hizo una denuncia ante su superior Gustavo Prellezo, ambos imputados en el asesinato del periodista José Luis Cabezas. Según Cammaratta, un anónimo le había informado sobre una red de narcotráfico relacionada con la farándula que veraneaba en la Costa.

El juez Hernán Bernasconi se puso al frente de la investigación y designó al principal Daniel Diamante como agente encubierto. El supuesto informante policial dio una lista de sospechosos famosos que incluía, además de Cóppola, al animador Marcelo Tinelli, a empresarios como Carlos Ferro Viera o Carlos Fazzari y hasta al cantante Luis Miguel.

El "caso Cóppola" ocupaba cada minuto en los medios. El 3 de octubre de 1996, detuvieron en Floresta a Héctor "Yayo" Cozza, Tomás Simonelli y Claudio Cóppola, que no tiene ningún parentesco con el representante de Diego Maradona. El 6 de ese mes, detuvieron al ex jugador Alberto "El Conejo" Tarantini, a quien le encontraron droga cuando estaba en la casa de su amiga Natalia de Negri. Y dos días más tarde allanaron el departamento de la Avenida del Libertador donde vivía Cóppola.

El viernes 10 de octubre, tras días prófugo, Cóppola se entregó. El juez Bernasconi lo mantuvo preso durante 97 días, señalado como el jefe de una banda narco. Entre los supuestos informantes aparecían, además de Diamante, y otros policías, dos mujeres, testigos de identidad reservada, que hacían aún más cinematográfica la causa: Samantha Farjat, de 21 años y Julieta La Valle, de 22. Ambas declararon que Coppola vendía drogas.

Ya con el escándalo en estado avanzado, por pedido del abogado Mariano Cúneo Libarona, defensor de Cóppola, se presentaron ante el juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich, y le dijeron que Bernasconi las había obligado a incriminar a Cóppola y a plantarle la cocaína a Tarantini. La causa finalmente quedó nula.