Cierto es que nadie puede ponerle el pecho a la furia de la Madre Naturaleza, cuando ésta dice “Basta” y comienza a temblar, nos hace estremecer a todos y cada uno de nosotros. Sin embargo, le seguimos faltando el respeto a la Madre Tierra, sin importarnos las consecuencias, y el futuro que le vamos a dejar a nuestros hijos.
Las inundaciones son históricas en el sur de la provincia, a sabiendas de esto…no sería lógico trabajar sobre previsión, es decir hacer un plan de trabajo durante el año y de esta forma tratar de evitar o disminuir las consecuencias catastróficas de la inestabilidad climática que atormenta y destruye.
Cuando escribo de inundaciones históricas en la zona, me refiero lisa y llanamente a que este tipo de fenómenos se suceden con frecuencia en el lugar, hasta el momento sin resolución efectiva al caso. El tema llama profundamente la atención y resulta incomprensible que no se trabaje pensando en lo que indefectiblemente está a la vista de todos. Mirando las fotos del casco céntrico y rural, más el aporte de testimonios de pobladores del lugar, interpretamos que esto con trabajo, quizás se podría haber, no digo evitado, sino menguado en forma importante.
La tala indiscriminada en la zona, sin control alguno. Los cerros convertidos en tierra de nadie, usurpados salvajemente por individuos de condiciones humanas insalvables, que con maquinarias y camiones, destruyen en un segundo lo que a la Naturaleza le costó miles de años construir. Ese mismo individuo que también tiene una familia y que después de una jornada de destrucción, llega a su casa acaricia la cabeza de su hijo, y le dice: “hijo, hoy trabajé todo el día por vos, corte todos los arboles, en tu futuro tendrás más dinero gracias a mi trabajo, pero eso sí en tu mundo, el cual yo te dejo, no podrás respirar…pero eso qué importa, serás rico”.
Baja el agua de los cerros con una fuerza incontrolable y debido a la tala criminal no encuentra resistencia a su paso, llega a la ciudad que duerme y entra como un huésped no invitado a malograr años de sacrificio de todos y cada uno de los vecinos.
Los canales están tapados, de ahí vienen las culpas compartidas, entre el vecino desaprensivo que tira la basura a los canales o desagües y los tapona y de las autoridades de no trabajar con visión de futuro
Bien es cierto que estas lluvias extraordinarias no miden, ni consideran, simplemente cae, es deber ineludible de las autoridades trabajar pensando más allá, en algo que ya se sabe que es extremadamente probable que suceda, es decir realizar proyectos de contingencia.
Esta inundación no viene sola, trae consigo consecuencias como, arrastre de sólidos, intensa erosión del suelo, proliferación de microorganismos, destrucción de viviendas, depósitos de sedimentos, elevación de los niveles de los pozos sépticos, el agua potable se junta con los líquidos sucios, entonces el fantasma de la desolación comienza su recorrido.
Tristemente el único que paga las consecuencias del no trabajo, y de la práctica Criminal del desmonte, es el vecino que con tanto sacrificio hizo su espacio, compró sus muebles, y hoy están bajo el agua.
Hoy dicen que por la cantidad de agua caída se deben abrir las compuertas del Escaba; entonces La Madrid a ajustarse el cinturón, para ver la misma película de todos los años. Por Pedro Martínez, Conciencia Ambiental Tucumán, [email protected]