Calle Buenos Aires 768. Un edificio antiguo donde otrora funcionó la Escuela de Artes, Atilio Terragni, de la Universidad. En la primera oficina, un señor habla por teléfono. Hay un escritorio con papeles, atrás una puerta y se ve un pizarrón negro y sillas a la vuelta.
Seguimos caminando. Un aula con varones y mujeres en silencio trabajando con maderas. Parece que construyen guitarras. Avanzamos. Otra aula, más chicos trabajando sobre un mesón. Son cuidadosos. Olor a madera. Hay música suave. Entre dos changuitos jóvenes está sentado Marcos D’Agostino (alumno del último curso) tiene una tapa de violín en la izquierda y a la mano derecha la mueve con indicaciones. Los chicos lo miran con atención. La deja sobre la mesa grande y siguen trabajando. Marcos nos ve y le estalla una sonrisa. Se para, nos saluda: ¿Buscan a Juan? Y nos lleva ante el director del establecimiento. Con atuendo informal camisa y vaquero, ojos oscuros, mirada fuerte, pelo partido, lacio, las puntas hacia afuera. Parece muy joven, de andar ágil. Nos da la mano y vamos buscar un lugar donde charlar. Los talleres siguen trabajando. Mucha serenidad, mucha paciencia.
Juan Cristóbal Alonso es un orgulloso egresado de la institución habla de ella con contagiosa pasión: “la Escuela de Luthería tiene prestigio, mucho prestigio –dice- desde diciembre del año pasado está de director. Nos cuenta que junto con un grupo grande de docentes están trabajado en forma conjunta con los alumnos y los egresados en eso: en posicionar la escuela en el más alto nivel. Refirió que hace un par de años, vino un maestro, uno de los más renombrado del mundo: Claudio Amighetti, - italiano-, tiene una reconocida trayectoria en la construcción, restauración y peritaje de instrumentos musicales de arco. Es profesor de la “Escuela Internacional de Laudería Antonio Stradivari”, de Cremona, por él pasan los mejores Stradivarius, Guarnerius, los Amati. Estuvo una semana dando cursos sobre la construcción y la reparación de instrumentos y quedó maravillado con la escuela de la Universidad. Él dice que después de la escuela de Cremona, la escuela de Tucumán es la más importante en el mundo. Quedó muy impresionado por el tipo de trabajo que se hace acá y el nivel intelectual que juzgó por el tipo de pregunta que se le inquirían, se admiraba del análisis que hacía la gente sobre la construcción de los instrumento.
- ¿Cómo se funda la escuela?
La Escuela de Luthería la funda Alfredo Del Lungo. Cuando se crea la Orquesta Sinfónica de la Universidad, es una institución que se forma con músicos muy importantes que vienen huyendo de la II° Guerra Mundial y fue una orquesta muy reconocida por su alto nivel en toda Latinoamérica. Estaba formada por muy buenos músicos y que trajeron a su vez muy buenos instrumentos. El clima de Tucumán -que es tan cambiante- entre la humedad y el clima seco, los instrumentos tenían bastantes problemas. Se decide contratar un luthier que repare los instrumentos de la orquesta, es así que lo llaman a Alfredo Del Lungo. En ese momento era luthier en Florencia. Con su padre trabajaban en el Museo de Florencia. Lo traen para hacer la reparación de los instrumentos de la orquesta y ahí le proponen armar una escuela de luthería. Se crea en 1949. Él marca una diferencia grande con el resto de los luthieres y se ve hasta el día de hoy la semilla que dejó, realmente era muy talentoso.
El primer egresado es Fernando Silva que, una vez que se jubiló Del Lungo, Silva quedó a cargo de la escuela. Primero fue ayudante, después docente y quedó en la dirección durante muchos años. Fue mi principal maestro hasta que falleció. A partir de ahí se hizo cargo Antonio Leiva que era también docente ya y fue durante mucho tiempo el director, después la escuela pasó a ser Departamento de Luthería y entramos con las normas de la Facultad. Al director ahora lo elige un grupo de docentes y dura 2 años su mandato, antes el director era vitalicio. Yo estoy de director a partir de diciembre del año pasado.
Lo importante, para nosotros, es que se muestre lo que se hace. Nosotros hemos participado en la Asociación Argentina de Luthieres que desde diciembre fue nombrada Socio Honorífico y desde ahí venimos trabajando en exposiciones permanentes. Ahora en “Guitarras del Mundo” ya va a quedar en forma institucional. Hicimos una exposición en Lules, otra en la entrada del Teatro San Martín y ya quedó que todos los años que se haga va a formar parte del evento. Estuvimos en el ECUNI, en Buenos Aires, es un Centro Cultural -que se recuperó, donde fue la ESMA- que está a cargo de las Madres de Plaza de Mayo. Teresa Parodi es la directora y nos invitó a participar en el 8º Encuentro de Música de las Provincias con la idea de difundir, justamente, tanto la música como las artes de las cosas que se hacen en las provincias. Fue una experiencia maravillosa en la que participamos hace dos semanas. Ahora queremos trabajar con la Escuela de Música, con el Conservatorio y empezar a interactuar. Tenemos una exposición con los profesores de música (de guitarra) cuando muestran el trabajo final los alumnos vamos a hacer una exposición de guitarras ahí. La idea es eso, tratar de abrir que se nos conozca más en todo el país. Yo creo que la Escuela por el peso que tiene siempre se trabajó muy bien, siempre ha sido reconocida y cada vez se reconoce más. El 70 % de los egresados están fuera de Tucumán. Hoy tenemos alumnos de todas las provincias y de otros países: de Bolivia, de Chile, de Colombia, y una de Canadá. A medida que se conoce más cada vez vienen más alumnos y estamos trabajando en forma conjunta con la Facultad porque se van ampliando las necesidades queremos que se nos vaya acompañando para lograr un espacio físico mayor, más grande, queremos trabajar para tener más herramientas manuales. Estamos en eso. La gente que egresa sigue con mucho afecto hacia la escuela y tenemos ahora el aporte de los músicos.
Queremos hacer con Lucho Hoyos algún recital grande de los músicos tucumanos para tener más fondos y para visibilizar más a la Escuela. Hemos participado en el PREMICA (Mercado de Industrias Culturales) junto con el Ente Cultural la idea es ampliar el horizonte, trabajar con otras instituciones también.
- ¿Tienen posibilidades de buscar recursos por fuera de la estructura de la Universidad?
Sí, esa es la idea la parte que no nos puedan apoyar lo haremos por nuestra cuenta y trabajar en forma conjunta ya hemos hablado con el director de Industrias Culturales que es Rodolfo Hamawi y él nos dijo que nos iban a colaborar en lo que sea necesario porque la cultura, no es solamente la universidad, sino es parte de todo y me parece que desde el Estado hay una idea de ayudar un poco en todo lo que sea industrias culturales del país.
- ¿Cuáles son las dificultades que tienen para funcionar?
Estamos con una necesidad grande de ampliar el grupo de docentes porque no damos abasto para la cantidad de alumnos que hay. No queremos restringir el cupo porque la educación y la cultura son para todos y la idea es no tener ningún tipo de cupo y para no restringir lo que tenemos que hacer es ampliar porque hay egresados que están en condiciones de ser docentes. Estamos en esa búsqueda de ampliar el grupo de docentes, necesitamos más espacio, necesitamos herramientas. Sí estaría bueno que desde la universidad nos acompañen en este proceso.
- ¿Es posible revertir el lugar que hoy tienen?
Yo creo que sí, estamos en ese camino. Aparte las orquestas escuelas de todo el país donde cada vez hay más orquestas. Por suerte hay más chicos que quieren hacer música y se van a necesitar luthiers -no solo en la Argentina- sino en todo Latinoamérica. Es un plan que empezó en Venezuela y ahora se está haciendo en toda América del Sur mientras se van formando son parte de una orquesta. Nosotros hace dos años hicimos unos talleres porque son 22 Escuelas Talleres de Buenos Aires e hicimos una capacitación con un grupo de docentes de la Escuela a Villa Gessel. Se hizo un encuentro grande donde capacitamos a futuros luthieres o gente que tenía esas orquestas para que hagan las reparaciones mínimas, la puesta a punto de los instrumentos. Aparte hicimos un trabajo de reparación. Ellos trabajan con gente carenciada que no tienen posibilidades de acceder a instrumentos de los que construimos nosotros -por que son muy costosos- entonces lo que hacemos es reparar o ponerlos en mejores condiciones. Son instrumentos más baratos pero nosotros haciendo un pequeño aporte cambiamos radicalmente esos instrumentos y mejoran muchísimo el sonido y mejora para la ejecución.
- ¿Cuántas escuelas de luthería hay en el país?
Que dependan de universidades, es la única. Después está la de Cafayate que depende del ministerio de Educación de Salta. Hay una escuela en Cosquín y otra en Lago Pueblo pero son privadas. En Buenos Aires está El Virutero. Hay dos egresados nuestros que están en Buenos Aires que armaron en una escuela técnica, que dan unos cursos de luthería pero así dependiente de la universidad en la Argentina, es la única. La otra escuela universitaria está en México que es una licenciatura en luthería el resto de Latinoaérica casi todo el resto son privadas.
- ¿Cuándo han salido, cómo se han visto comparativamente con gente que hace lo mismo?
La verdad es que la escuela es muy reconocida y sobresale. Nosotros estuvimos en la Asociación Argentina de Luthieres donde estaba la mayoría del país representado y sí se notó el salto importante cuando hay una escuela porque tiene que ver con la historia te da una formación académica que viene desde Del Lungo pasaron por muy buenos maestros y aparte se va ampliando el grupo de docentes, somos un grupo grande que cada uno trae su saber, se va ampliando ese conocimiento y por suerte hay muy buena relación. Eso llama la atención. En Tucumán estamos acostumbrados a interactuar entre nosotros, con los docentes, con los alumnos, con los egresados ese conocimiento se nota. Cuando uno va a otro lado ese conocimiento no lo comparten. Son los secretos del oficio ¿no?
- ¿Cómo son respecto al exterior?
Creo que es muy grande el conocimiento que tenemos porque por un lado mantenemos la parte que nos identifica a nosotros como escuela y queremos que se mantenga eso justamente. Dentro del proyecto, en el cambio de curricula que hemos propuesto que se vea el modelo de Del Lungo, el modelos de Silva, de Leiva, un modelo mío en la parte de guitarra queremos darle más allá de los conocimientos de los grandes luthiers, que lo vemos en la escuela, en la parte teórica como construía Stradivarius, Amati, Guarnerius en cuanto a la parte de guitarra, tanto de Hernández, Torres, Romanillo que eran grandes luthieres pero siempre tratando de mostrarle lo que nos identifica a nosotros como tucumanos. Tenemos una impronta propia y la idea es justamente darle ese sello que nos diferencia. Así como en los vinos al principio se globalizó todo y después se busca la identidad del terrunio. Al principio se buscaba que todos sean Stradivarius ahora se está buscando dentro de un nivel técnico se busca lo que nos identifica a nosotros. Tenemos una identidad, ¡por suerte la tenemos!
- ¿Cuál es?
La marcó principalmente Del Lungo me parece que esa es la gran semilla todos tenemos un poco de eso que era un gran luthier que tenía una parte personal, que eso perdura hasta el día de hoy. Me parece que es el detalle, ser muy exquisito en los detalles de terminación del instrumento, el tipo de barnices nos está dando una identidad porque estamos usando tinturas naturales que son sacadas de Argentina. En cuanto a la vista nos da una identidad también, el tipo de resinas que utilizamos las formas de las curvaturas en los violines. Ya tienen como un sello personal “La Escuela Tucumana”. En cuanto a la parte de sonidos también: la curvatura en las guitarras y en la violería, por la construcción que determina un tipo de sonido que el músico lo identifica. Hace un par de años se hizo La Primera Bienal de Luthería, en el jurado estaba Juan Falú, Pablo González, Moscardini -guitarristas- y en la parte de violería estaba Carlos Del Lungo (nieto de don Alfredo Del Lungo) y quedaron impresionados del tipo se sonidos que salían de los instrumentos y Juan Falú decía que en el campo de la guitarra Tucumán estaba acompañando ese renacer por el tipo de instrumentos que se estaban haciendo.
- ¿Cómo es la relación con la estructura de la UNT?
A las necesidades la vamos a mostrar y la vamos a hacer sentir y no nos preocupamos si les gusta o no les gusta. Planteamos una necesidad que creemos que es real y que me parece que lo que estamos mostrando es que es lo mejor para todos. Es una necesidad conjunta de todos. Somos parte de la Universidad y sería bueno que la universidad acompañe este camino que estamos haciendo ¿no?
- ¿Reconocen sus logros?
No, yo creo que no nos reconocen de la forma en que debiera hacerlo y creo que no nos dan el reconocimiento que sería necesario. Creo que lo podemos lograr, estamos en ese camino./Félix Justiniano Mothe