Fue la noche en la que se secuestraron y desaparecieron más de 30 obreros. Además, su esposo, Luis Arédez, quien fue intendente de Libertador General San Martín, en donde se emplaza el ingenio Ledesma, fue secuestrado en mayo de 1977.
Olga, quien recibió en 2004, un año antes de fallecer por un tumor en sus pulmones, el premio "Azucena Villaflor" que entrega el gobierno nacional a los luchadores en defensa de los derechos humanos, fue un símbolo de Memoria, Verdad y Justicia.
Desde que organizó en 1983 la primera marcha alrededor de la plaza central de la localidad de Libertador General San Martín, para reclamar por la aparición de su esposo, Olga fue una incansable luchadora.
El matrimonio Arédez llegó a Libertador General San Martín en 1958 desde su tierra natal, Tucumán, para probar suerte en esa parte del noroeste argentino.
Al poco tiempo de llegar, Luis consiguió trabajo en el Ingenio Ledesma. El era médico y su primer enfrentamiento con los dueños de la firma fue por reclamar mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la zafra. Unos meses más tarde fue despedido por "proporcionarle demasiados medicamentos a los empleados".
Por su trabajo social, Luis llegó a ser intendente, pero ni bien instalada la dictadura, el mismo 24 de marzo de 1976 fue secuestrado y luego liberado.
Luis fue trasladado a un penal de La Plata y al ser liberado, todos le recomiendan no volver a Jujuy, pero él regresa a su pueblo y retoma el trabajo.
Sin embargo, los Blaquier nunca le perdonarían que como intendente los haya obligado a pagar impuestos, y el 13 de mayo de 1977 es desaparecido definitivamente.
Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos, comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido.
Además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma para que cese la contaminación de bagazo -el desecho de la caña de azúcar- que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.
Olga del Valle Márquez de Arédez murió en Tucumán, el 17 de marzo de 2005, víctima de bagazozis, enfermedad que produce la materia prima para hacer papel que sale de la caña quemada al aire libre por la empresa Ledesma y sus cenizas fueron depositadas en la plaza central de Libertador General San Martín, lugar de su incansable lucha por la verdad y la justicia.
Este jueves y viernes, los espíritus de Olga y Luis estarán sobrevolando las declaraciones de Blaquier y Lemos, como mudos testigos de una lucha que posiblemente empiece a encontrar justicia. (por Mariana Menzulio, de Télam)