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Las cárceles tucumanas a principios del siglo XX

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La tesis realiza por el licenciado Luis González Alvo, para concluir su carrera, refleja la mirada en los albores del siglo pasado sobre las cárceles y el derecho penal.
Cuando estaba terminando la carrera de Licenciado en Historia, Luis González Alvo, hacía un trabajo: índice de los libros donde están encuadernados las resoluciones del Ministerio de Gobierno de la provincia de Tucumán. Hay ahí una infinidad de documentos disímiles porque dependían de ese ministerio varias reparticiones. Los textos toman el periodo que va desde 1905 hasta 1915. En los documentos hay resoluciones del Consejo Provincial de Educación, del Consejo de Higiene, pedidos de vecinos que atañen a esa repartición, pedidos de exención de impuestos, solicitudes de becas para que el hijo pudiera estudiar y entre todos estos papeles estaban los de la cárcel porque en esa época la Penitenciaría de Tucumán dependía directamente del Ministro de Gobierno. En esos papeles lo que más aparecía eran solicitudes de indultos a presos o distintas cosas que pasaban en la cárcel. Si hacía falta comida o si tenían que hacer una refacción le pedían al ministro. Además de las escuelas y de la parte de salud lo que se destacaba era el tema de las cárceles. 

-¿Por qué tomás ese punto de vista?

La cárcel es un buen punto de observación para registrar la vida de personas que de otra manera no habrían dejado una constancia escrita. Esto se encuadra en una movida muy general donde aparece la mirada de las clases dominantes ya que las clases subalternas no expresan lo que pasa porque no es su voz. También aparecen sumarios a guardias o problemas internos donde intervienen los presos y los guardias; las declaraciones son completamente originales: aparecen las relaciones entre los presos y los guardias. El que no conoce las cárceles probablemente la conozca a través de estos documentos porque poco han cambiado las cosas. En esos documentos aparece claramente que los guardias y los presos pertenecen al mismo grupo social. Uno lee los castigos que se aplican para los guardias y las condenas son reclusión por haberse embriagado con los presos, se ve que es gente se conoce en una ciudad que es chica. 

-¿Dónde estaban alojados los presos?

-A los presos, en aquel tiempo, se los alojaba en el Cabildo hasta que se construye la primera cárcel, que estaba ubicada frente a la plaza Urquiza, 25 de Mayo y avenida Sarmiento. A partir de la creación de la cárcel crece el número de condenas, antes el número  de condenas era bajísimo. A lo sumo 10 condenas por proceso penal en un año. Con el paso del tiempo hay más cantidad de jueces y aparecen más procesos. 

-¿Y los presos del interior de la provincia?

-Los reclusos de la campaña estaban alojados en las comisarías y donde no había comisarías en la casa del comisario. El tipo de pena preponderante era la reclusión. La pena más común era el cepo o estaqueado por una semana, dos o lo que fuera y estaban expuestos a que lo vieran los vecinos. Con la aparición de la cárcel la persona deja de estar a la vista. La cárcel viene a modificar la forma en que se castiga a la gente. Esta cárcel –la del Cabildo- se cierra cuando aparece Villa Urquiza en los años 20. Se cierra sin haber modificado el castigo pero habiendo sentado las bases.

-¿En qué momento la mujer entra en la punición del delito?
 
-Este libro sólo trata del delito en el hombre, no he estudiado lo de las cárceles de mujeres. La idea es que los delincuentes en las cárceles se pueden reformar. Las mujeres eran consideraras como cuasi menor de edad, en algunos casos no puede firmar contratos. En la mentalidad de esa época a la mujer se la trata de una manera diferenciada. El tema de la cárcel de las mujeres no lo he abordado. El caso de las mujeres era una cosa que se encargaban las monjas porque en esta época las mujeres van a parar al asilo San Roque donde ahora es la Iglesia y ahí quedaban bajo la custodia de la sociedad de beneficencia hasta que se construye el penal de mujeres que no sé el año de construcción. 

-¿Cuál es la mirada que hay sobre el delito?

-Esa es la clave, cómo se ve el crimen. Eso responde a cómo se lo va a tratar. Cuando se hace la penitenciaría de Villa Urquiza el crimen se mira con los preceptos de lo que se llama la escuela clásica que son reformistas que no quieren esos calabozos del antiguo régimen, ellos quieren cárceles sanas, limpias. Son reformistas de otros tiempos que lo que quieren es un tratamiento más humanitario pero que conciben al delincuente con una concepción bastante religiosa en el concepto clave es el libre albedrío. El que comete un crimen lo hace plenamente consciente de lo que hace, lo hace porque quiere. Entonces el tratamiento de ese criminal es un concepto distinto del que van a tener después. Los positivistas que ponen en cuestión esto del libre albedrío donde se terminan mezclando acá en Tucumán provocando una confusión muy grande sobre qué es el criminal porque después aparece una escuela donde está Lombroso a la cabeza que dice no, acá no hay ningún libre albedrío acá hay gente que por cuestiones hereditarias son criminales natos, no tienen opción, no tienen otra cosa que hacer porque lo llevan desde el nacimiento.

Es una concepción muy fuerte porque hasta el día de hoy tiene adeptos pero entre los juristas de esa época es puesta en cuestión rápidamente. Es decir la escuela positivista va a pasar a ser predominante cuando abre Villa Urquiza pero otro tipo de positivismo porque va a pasar a ser positivista pero no ya biológico sino de las condiciones sociales. Sí le va a dar mucha importancia a lo biológico que tiene que haber laboratorios antropométricos, medirlo al tipo: la nariz, el cráneo, pero tienen en cuenta en realidad que el ladrón o el criminal es un ser mitad enfermo y mitad empujado por las condiciones entonces lo que hace falta son instituciones especializadas en medir lo que lo hace que esa persona sea enferma y enderezar que se ha desviado por las cuestiones sociales y las que lo han acompañado desde el nacimiento.

Fracasa acá en la cárcel que estaba frente a la plaza Urquiza porque había que poner mucha más plata porque había un cambio de política y aparece otro problema: ningún gobierno quiere invertir en una cárcel. Hay un montón de ideas donde se habla de cuestiones muy importantes con las ideas más renombradas pero ningún gobierno quiere poner la plata que hay que poner para hacerlo. Eso tiene dos momentos en que se rompe la regla. El primer momento cuando se compra ese terreno donde se va a construir la cárcel durante el gobierno de Miguel Nougués (1880-1882) que tiene un límite no ponen la plata que había que poner hacen una cárcel más chiquita y se hace todo a mitad de camino. Hay una intención de humanizar el castigo pero con un límite bien marcado. El único momento que va a tener Tucumán en que va a tener una cárcel modelo para todo el país durante 5 o 10 años es en el gobierno de Miguel Campero (1924-1928) que no es casualidad. Campero ha sido juez de la Corte Suprema es un tipo que se interesaba en la cuestión penal desde hacía muchísimo tiempo. Hay una cuestión marcada de la carrera de Campero porque fue uno de los hombres que impulsó más la obra pública y en Villa Urquiza hace una cárcel muy novedosa y muy importante.

-¿Cómo se construye la cultura penitenciaria en ese tiempo?

-Evoluciona primero porque se hace la primera cárcel en Tucumán de reclusos y de ex presos. Por otro lado nace en la prensa “lo policial”. Aparece en los diarios de la época la sección policial que antes no existía. Aparece la visión de la sociedad frente a los hechos policiales como tema de conversación como un tema de análisis. El concepto de inseguridad y de hechos policiales aparece en esta época. La transición que hay en esta etapa lo que se hace es superar la idea de lo que había en el antiguo régimen. Acá aparece el exceso de confianza y abuso de autoridad porque quienes estudian el tema de la criminalidad, escriben sobre todo esto pero no quieren saber nada con administrar la cárcel. Los gobernadores les dicen, tanto a los médicos como los juristas si no querían administrar las cárceles y no aceptan por lo que termina en manos de policías o militares porque los especialistas no los quieren acompañar. El único caso por una casualidad del destino aparece un gobernador que era juristas –porque abogados hubo muchos- pero jurista fue Campero reiniciando la mejora del castigo.

¿Cómo se reforma el castigo?

Se trataba de modernizar el castigo reformando a los reclusos tratando de reinsertarlos, pero esto no se hace  durante esta época. Se empiezan a cavar los cimientos y cuando termina esta época, en 10 o 15 años después, ya los cambios empiezan a darse en forma efectiva en Villa Urquiza y hoy vivimos una época parecida a cuando esta cárcel estaba colapsando en la que hizo falta hacer Villa Urquiza. Hoy Villa Urquiza representa esa otra cárcel algo totalmente colapsada, súper poblado volviendo a prácticas antiguas donde hay un ingreso excepcional de drogas de un montón de cuestiones que no tendría que haber dentro de la cárcel que demuestran cómo están fallando ahí los circuitos internos.

-¿Qué es lo que deja Enrico Ferri (político, escritor, periodista, criminólogo, sociólogo italiano) en Tucumán?

-Vino a dar el visto bueno a lo que se estaba haciendo acá. Lo traen un poco para eso. Era el hijo dilecto de Lombroso, también -como buen hijo- le trajo bastantes dolores de cabeza porque rechaza bastante la cuestión de lo innato si bien él cree que hay muchos criminales natos. Ferri desarrolla que el positivismo que en Tucumán tiene el mayor consenso que esta visión mitad enfermo y mitad constituido por cuestiones innatas. Él viene a dar el visto bueno y dice acá se hace lo correcto en cuanto al tratamiento de los reclusos. Aunque no lo era tanto, creo yo, es traído para que diserte y confirme todo lo que se estaba haciendo acá y es todo lo que él hace. Da una conferencia en el teatro Belgrano –donde ahora está el Orestes Caviglia- y lo llevan a visitar la cárcel para que vea y que dé su opinión. Es gracioso porque en el diario se lee una serie de cosas referidas a muchos temas pero no habla sobre lo que ha visto en su visita a la penitenciaría. Creo que es muy probable que no le haya gustado para nada. Pero cumple con lo que se esperaba de él. Era confirmar que lo que se hacía acá era lo correcto el cambio y la modernización del castigo.
 
-¿Por qué Ferri no contesta sobre el estado de la cárcel?

-Me parece que sí contesta pero que el diario El Orden no la refleja. Me parece que la respuesta debe hacer sido muy lacónica. La nota refleja por ejemplo un montón de lugares que él había ido a ver. Lo invitan al ingenio San Pablo donde come en el Chalet de los dueños y ahí lo maravillan. Además me parece que no quiere ser destructivo con lo que se está construyendo acá siguiendo sus ideas.

-¿Qué propuesta tenía diferente a lo que se estaba haciendo?

-Cuando llega acá no llega con una propuesta diferente lo que él propone ya estaba haciéndose acá cuando llega. Lo distinto es respecto a la escuela clásica. Pero cuando llega a la provincia ya se estaban discutiendo otras cosas ya se había superado el aporte hecho por él hasta ese momento. Hay una necesidad nueva que hay que estudiar, hacer una cárcel laboratorio porque lo aportado acá pertenece a otra época –a la primera parte del aporte que hace Ferri- Eso ya había sido superado. El legado más profundo es para con el partido Socialista de Tucumán porque él era un socialista convencido: el decía que el día que no haya una sociedad de clases se iba a acabar el crimen. Decía que el crimen era producto de la sociedad capitalista y era un problema que se iba a superar cuando no hubiera explotación del hombre por el hombre. Esas son las charlas más fructíferas. El partido en aquel momento no era importante porque era pequeño y eso que él aporta no trasciende. Él da dos charlas una de historia: El Legado del Siglo XIX y que es el socialismo y la otra charla que sí da sobre la cuestión criminal la da en la Sociedad Italiana. En el grupo que lo reciben los criminólogos no produce nada nuevo. Confirma algo que ya se estaba poniendo en práctica muy lentamente. En donde más impacto produce es en el partido socialista. 

-¿Existe en esa época diferencias entre penados y encausados?

-El problema argentino es que las cárceles están pobladas por encauzados y no por condenados y eso es por la falta de cárceles de encausados eso no se ha solucionado nunca y eso se hace evidente de que era necesario diferenciar una condición y otra. Eso es muy claro y por lo que no entiendo y veo que hay mucho paralelismo con el momento actual. Se habla de la reforma del código penal que se lo ha mediatizado en un mal sentido porque me parece que no se entiende la necesidad de la reforma se lo ha usado para otros fines y no para la cuestión penal. En 1888 se sanciona el primer código penal en la Argentina. Hasta entonces se usaban las recopilaciones de la legislación de indias, Las Partidas de Alfonso. Es decir se usaban instrumentos jurídicos medievales y cuando se sanciona el código penal tardíamente empiezan a haber más encausados y más penados. Eso es fundamental porque los encausados son inocentes y se los trata igual que a los penados que ya son culpable. Se los trata igual y conviven eso delata una laguna enorme en el tratamiento del crimen en la Argentina desde entonces hasta el día de hoy.

-¿Cómo era la defensa penal de los insolventes?

-La cárcel es para los pobres en la mayor parte de los casos entonces el pobre no tiene para pagar a un abogado para eso está el defensor de pobres justamente –que lo que me gusta es la sinceridad de las instituciones-  la escuela para pobres se llama escuela para pobres, los defensores de pobres se llaman así. Se llamaban un poco más las cosas por su nombre. El Defensor de Pobre era el encargado de seguir las causas de los que no tenían plata para pagarse un abogado que era el 90 % de la gente que estaba en la cárcel y había un defensor de pobres en Tucumán entonces el tipo estaba desbordado de trabajo y no le prestaba atención a sus clientes entonces lo que termina pasando es que hay un montón de denuncias de que el abogado no va. Cartas de que el tipo ya hace 3 meses que cumplió la condena y no lo largan. Gente que se le pasó el tiempo y no lo juzgaron. Gente que tiene 8 meses en la cárcel y no se inició el juicio. Entonces la relación es escasa y muy mala por un montón de razones. Por ejemplo 100 encausados es que debe seguir 100 causas. Es un sistema que está armado para que no se puedan defender y termina pasando que la supuesta inocencia no existe. El tipo que empieza a ser enjuiciado es alguien que va a cumplir la pena y eso ya está previsto en el código de Tejedor, el tipo que ha sido procesado encarcelado se le resta de la condena. Es decir había gente que ha sido condenada y ya había cumplido la pena mientras era procesado. Entonces cuando lo condenan ya queda libre                                                     

 Félix Justiniano Mothe