El área de Medio Ambiente se presta a especiales irregularidades por parte del PRO, empezando por el nombramiento como Ministro al rabino Sergio Bergman quien admitió: “No tengo demasiado conocimiento técnico en el área de medio ambiente, es más sentido común".
En la Subsecretaría de Desarrollo Minero, nombraron a Mario Capello, un cruzado contra todo tipo de restricción a la explotación minera, para quien la actividad genera “cero contaminación”. Luego de su designación, afirmó: “los nuevos cipayos se camuflan en organizaciones cuyos nombres refieren al nuevo ‘Dios’ medioambiental. Son los demagogos de siempre a los que debemos desenmascarar”. La Ley de Glaciares, que busca proteger las fuentes de agua dulce, fue definida por Capello con dos palabras: “insólita ley”.
También tenemos el nombramiento de Ignacio Garciarena en el Ministerio de Agroindustria, quien calificó de “ecoanarquistas que siembran miedo en la sociedad” y “pseudo ambientalistas” a las organizaciones sociales que luchan por defender la naturaleza y la vida.
Pero el gobierno estaría a punto de superarse. Según trascendió estos días, el gobierno nombraría en la presidencia del INTA –Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria- a María Beatriz Giraudo, actual presidenta de AAPRESID -Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa- que es el sistema formal de difusión del modo productivo impuesto por Monsanto, basado en el empleo de tóxicos y venenos volcados indiscriminadamente al ambiente y la naturaleza.
Con cerca de 8.000 profesionales y técnicos, el INTA ha sido ejemplar en la historia de nuestro país, con ha tenido participación activa en la incorporación y desarrollo de tecnología para el sector. Según el análisis de El Día de Entre Ríos, “Monsanto siempre ha querido meter sus garras ahí porque de este modo mataría dos pájaros de un tiro: por una parte esterilizaría una entidad estatal que es su fuerte competidora local y muchas veces su denunciante por el resultado de sus investigaciones y además porque podría utilizar los más de tres mil millones de pesos de su presupuesto anual con fines propagandísticos para la propia empresa”.
Giraudo, o “Pilu”, como se la conoce, presentó un “estudio” contra la “Demonización del Glifosato” en el cual, al mejor estilo PRO, mezcla encíclicas del Papa Francisco con el pedido de “no demonizar al glifosato”, propone trabajar “juntos”, ser “protagonistas”, le pide a los políticos que sean “próceres”, habla de “nuevas eras”, etc. En el ambiente del campo, Giraudo cuenta con el aval del presidente de la Sociedad Rural y de las otras tres entidades agrarias.
Quienes resisten la medida por sus propios intereses son los radicales, quienes quieren a toda costa quedarse con el INTA ya que sería la única posibilidad de manejar un organismo público con un presupuesto anual de $3.302 millones y 7.800 empleados que a su vez les aseguraría una fuerte presencia en el interior del país a partir de sus delegaciones, cosa que la UCR necesita para rearmar el partido.FUENTE: ENORSAI