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Un estudiante encontró la muerte al caer en una tumba abandonada

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En la mañana de ayer un joven de 20 años falleció tras caer cuatro metros hasta el sótano de una tumba del cementerio del Oeste. Junto a unos amigos ingreso a un nicho, pero al pisar una alcantarilla, la estructura cedió y el muchacho se precipito hasta el subsuelo. Falleció en el acto.
“¿Ese es mi sobrino? ¿Pero qué le paso? ¿Qué andaba haciendo aquí?, preguntaba desconsolado el tío de Joel Lagos, mientras dos policías de Criminalística se acercaban para contenerlo. Eran las 11.30 del domingo cuando los expertos de Medicina Legal completaron las pericias de rigor y se retiraron en silencio por el pasillo central de la necrópolis; junto a la fiscal Adriana Reinoso.

Llovía intensamente. El tío del joven fallecido intentaba calmarse para entender las incomprensibles circunstancias en las que su sobrino encontró la muerte. A pocos metros, sentado en un banco de cemento, uno de los amigos del estudiante de procuración fumaba en silencio.

Cerca de las 8.30, Joel y sus amigos ingresaron al cementerio del Oeste. Por la noche, habían asistido a un recital de la banda de rock Divididos. Luego se habrían quedado hasta la madrugada en la zona del parque Avellaneda, presuntamente ingiriendo bebidas alcohólicas. Desde allí cruzaron al cementerio e ingresaron al nicho de la familia Taboada; tal para sacarse una foto dentro del tenebroso mausoleo; o por simple curiosidad, como un juego de chicos.

Pero cuando Joel dio el primer paso, la alcantarilla ubicada en la entraba cedió y el muchacho cayo cuatro metros hasta el sótano. Fue necesario romper la parte posterior de la construcción para rescatar el cuerpo. Esa tarea estuvo a cargo de un equipo de la Dirección General de Bomberos. Finalmente, la víctima fatal fue cargada en una camilla y llevada hasta la Unidad de Traslado, que esperaba frente al acceso central, junto a los puestos de flores.

Entonces, los uniformados levantaron el cerco perimetral y todos, rápidamente, dejaron atrás la escena. Llovía con intensamente en ese momento. Finalmente, el tío de Joel explico que el chico era hijo de su hermana y reside en Santa Cruz, aunque estudiaba en Tucumán. “Anoche estuvo conmigo antes de irse. Vivía en mi casa. Yo estaba a cargo de él”. “Eran varios chicos, pero entraron normalmente, como cualquiera queviene al cementerio”, explico una florista que tiene su puesto frente a los inmensos portones de madera. Ahora, serán los resultados de los exámenes médico-legales y las pericias confeccionadas por los expertos de la Policía los que intentaran poner algo de luz sobre este fatídico suceso.

Por Francisco Fernández