Fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) adelantaron que Robledo Puch sería trasladado en medio de un gran operativo policial a la asesoría pericial de San Isidro y así ocurrió finalmente.
El operativo se inició de madrugada: los efectivos de seguridad lo subieron al camión de traslado cuando todavía era de noche y a las 9.15 llegó -esposado y con una especie de chaleco antibalas- al distrito donde hace poco menos de cinco décadas asesinó a 11 personas.
Durante los últimos meses, Robledo Puch presentó varios pedidos para que lo liberen porque entiende que ya cumplió su condena. Sin embargo, las pericias psiquiátricas y los informes psicológicos indicaron que no está en condiciones de ser liberado porque aún es peligroso para la sociedad.
El hombre también conocido como el "Ángel Negro" suele escribirles cartas a los políticos, generalmente para solicitarles que lo liberen. Sin embargo, sus expresiones no aconsejan una decisión de ese tenor.
Todavía resuenan las palabras que pronunció cuando fue condenado: "Esto fue un circo romano, cuando salga, los voy a matar a todos". Y hace mucho menos tiempo advirtió que el día que pudiera abandonar la cárcel iba a matar a Cristina Kirchner. Será una salida transitoria con pasaje de vuelta a Sierra Chica.
La causa Puch
El defensor oficial había presentado a principios de febrero
último un hábeas corpus para reclamar la libertad del detenido y en esa
oportunidad sostuvo que "la excesiva e injustificada demora (…) en
resolver en definitiva la situación" del condenado "importa lisa y
llanamente un agravamiento de las condiciones de detención".
Sin embargo, el juez Cámpora explicó en su resolución, a la que tuvo acceso
Télam, que "al sustentar su pretensión, el accionante señaló un supuesto
agravamiento de las condiciones de detención. Sin embargo, el presentante no ha
incorporado argumentos novedosos".
"El interno se encuentra condenado por sentencia firme a la fecha, lo que
excluye, per se, cualquier idea de restricción o amenaza a la libertad,
sencillamente porque está privado de ella", afirmo el magistrado.
Respecto a los reiterados rechazos de los planteos en las distintas instancias
judiciales, el juez Cámpora explicó que no fueron aceptados porque "los
diversos informes emitidos por las autoridades penitenciarias, que el interno
nunca se encontró, ni se encuentra, en condiciones de acceder a la libertad
condicional siquiera respecto de la pena principal".
Robledo Puch fue condenado el 27 de noviembre de 1980 a reclusión perpetua con
la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado por la Sala I de la Cámara
de Apelaciones y Garantías en lo Penal de San Isidro que lo encontró culpable
de 11 crímenes.
Hasta entonces, el máximo asesino de la historia criminal argentina había
vivido en las localidades bonaerenses de Tigre y Villa Adelina, y tuvo como
cómplice a Jorge Ibáñez, a quien conoció a los 16 años.
El 3 de mayo de 1971, los dos cometieron su primer asesinato cuando ejecutaron
a tiros a José Bianchi, sereno de una casa de repuestos, e hirieron a balazos y
violaron a su mujer en el mismo hecho, todo delante del bebé de la pareja.
Doce días más tarde, entraron a robar al boliche "Enamour" de Olivos
y mataron al sereno Manuel Godoy y al encargado Pedro Mastronardi, al
sorprenderlos dormidos.
El 24 de mayo del mismo año, acribillaron al sereno Juan Saettone en un
supermercado, y brindaron con whisky sobre su cadáver.
A Robledo Puch e Ibáñez se los veía juntos a bordo de autos costosos con los
cuáles con diferencia de pocos días raptaron, violaron y asesinaron a dos
jóvenes, una de las cuales fue acribillada a balazos por el "Ángel de la
Muerte" cuando ya la habían liberado semidesnuda sobre la Panamericana.
Robledo Puch aseguró que Ibáñez no era su amigo sino "un compañero de
andanzas", lo que quedó plasmado cuando éste apareció muerto en un
presunto accidente con un flamante Torino, otra muerte que atribuyen al
"Ángel Negro".
Consiguió luego un nuevo cómplice: su vecino Héctor Somoza, con quien el 15 de
septiembre de 1971 asesinó a Raúl Del Bene en un supermercado, dos días después
a Juan Rozas en una concesionaria y el fin de semana siguiente a otro sereno de
agencia de auto, Bienvenido Ferrini.
Este dúo se dedicaba a asaltar en horas de la noche, robaban a sus víctimas y
luego las mataban.
Así fue que el 3 de febrero de 1972, fusilaron a Manuel Acevedo en una
ferretería, pero se pelearon, por lo que Robledo Puch mató a Somoza
prendiéndolo fuego con un soplete que usaban para violar cajas fuertes.
Ese cadáver fue la clave para que este asesino de al menos once personas cayera
preso, ya que en un bolsillo de la camisa de Somoza, hallaron el documento de
Robledo Puch.