Se trata nada más y nada menos que una de las mentes más brillantes del Latinoamérica del siglo XIX. Nacido en Tucumán, el 29 de agosto de 1810, Alberdi tuvo un rol crucial en la gestación del Estado nacional. Fue el abogado que sentó las bases y puntos de partida para que, en 1853, la Argentina tuviera una Constitución. Si no ocupa un lugar preponderante en la Historia, se debe a que fue un opositor ferviente de las políticas de Rosas, Mitre y Sarmiento. No obstante, ni sus más acérrimos rivales pudieron desconocer el genio de quien sentó los principios e ideas para la construcción del Estado Argentino, ideas que persisten en algunas de las instituciones que aún hoy conforman el cuadro administrativo de la Nación.
El funcionario tucumano investigó al abogado, periodista, jurisconsulto, escritor y compositor, y plasmó sus ideas en “Alberdi, la noble igualdad”, un libro con el que autor intenta repensar la libertad y la equidad en la Nación Argentina. Por lo tanto, se siente palabra más que autorizada para intervenir en el debate actual, en el que los candidatos empezaron a reclamar su figura para sus espacios políticos.
En una entrevista brindada a Infobae, Lichtmajer aseguró que
“Milei miente sobre Alberdi”. “Yo lo escuché decir que Alberdi estaría
orgulloso. Alberdi, lejos de estar orgulloso, estaría desmintiendo a Javier
Milei. Hay que dar los debates con la verdad. ¿Hay una verdad? No. Pero tampoco
se puede decir cualquier cosa, porque ahí están los textos de Alberdi, ahí
están las posiciones políticas de Alberdi”, sostuvo. Claro está, para el ministro local, Alberdi era nacional, popular y federal. Es decir, todo lo contrario al libertario.
“La idea de anclar a Alberdi es amputarle todo su
contenido de lucha por la igualdad y por la justicia, que es su principal
objetivo. Sin igualdad, la libertad retrocede. No avanza. Lo que Javier Milei
representa es totalmente contrario al país que Alberdi pensó”, añadió.
Siguiendo esa línea de pensamiento, el ministro tucumano hizo hincapié en que “Alberdi es un defensor de los derechos colectivos. No es solo un gran escritor y un gran intelectual. Es también una figura política, y una figura política asociada a la disputa entre el interior de la Argentina y el liberalismo porteño”.
En este sentido, sostuvo que una de las banderas que enarboló fue la del derecho de todas las provincias a participar de la distribución del ingreso y fue un gran opositor de las pretensiones históricas de Buenos Aires de no ceder ni un peso de los derechos sobre la administración del puerto para propiciar una distribución equitativa de la riqueza generada por la Aduana. “Toda la lucha de Alberdi, desde antes del 53, pero que está en la Constitución del 53, es principalmente por ese derecho, que es un derecho colectivo, y que tiene que ver con la justicia”, agregó.
Apoyado en esa idea de país federal que Alberdi mentó hace más de 150 años, Lichtmajer hizo una crítica a la gestión de Alberto Fernández: “El gobierno quedó en deuda con la gente. Sobre todo, en el enorme nivel de expectativas por un gobierno más federal. Eso faltó y generó una debilidad política. Los principales problemas fueron políticos y después derivaron en otros aspectos”.
Para el ministro, fue ese punto fundamental el que provoca la “frustración de la gente”, que “se traduce en bronca, y eso es, como mínimo, peligroso”. “Los argentinos tenemos una larga tradición de tener broncas unos a otros, y siempre que se ha querido llevar la bronca al gobierno, el remedio ha sido peor que la enfermedad. Esto aplica absolutamente a lo que está proponiendo Milei. “Proponiendo” es una forma de decir, porque, no sólo lo que dice es impracticable, sino que claramente Argentina le queda grande. No conoce el país. Siempre dicen que en la política hay que generar esperanza. La bronca no es esperanza, es sólo bronca”, sentenció.
Sobre las intenciones de Milei de instaurar un sistema educativo en base a “váuchers”, señaló que la educación obligatoria y universal, que la instituyó en la Argentina un gobierno liberal, constituye un “patrimonio cultural histórico de los argentinos”. “La defensa de la educación pública es la defensa de la vida diaria de los argentinos y argentinas. Es un hecho que está por encima de cualquier discusión política. No se puede poner en duda la centralidad de la educación pública, que es la esperanza de las familias”, subrayó.
Y ahondó en la idea de que la educación no debe dejar de ser gratuita y obligatoria. De hecho, planteó que hasta “la educación superior ya debería ser obligatoria”. “Si vas a hablar de las posibilidades de trabajo, no podés plantear a la vez que hay que cerrar universidades. Me parece mal decir que las universidades son un gasto. En educación nada es un gasto, hay que administrarlo bien. Por eso tomo con muy buenos ojos el énfasis de Sergio Massa en la creación de universidades”.