Este jueves se concretará una nueva reunión entre los representantes de UTA y de la FATAT, en el marco del reclamo que viene haciendo el gremio de choferes para que se aplique en el interior del país la misma escala salarial que en el AMBA. El conclave fue citado por la Secretaría de Trabajo de la Nación, luego de que el gremio anunciara que esta semana podría desarrollar medidas de fuerza en varias ciudades del país. De los resultados del encuentro de mañana depende la continuidad del servicio de colectivos en las ciudades en donde todavía no se logró un acuerdo con los empresarios locales, como ocurre en nuestra provincia.
"Estamos expectantes a lo que ocurra mañana y el viernes tenemos una reunión con AETAT. Queremos que reconozcan la escala salarial mediante la búsqueda de consenso para no afectar a los usuarios", señaló este miércoles César González, referente de la UTA en Tucumán.
El conflicto dio inicio semanas atrás, luego de que los choferes del AMBA lograron convenir con los empresarios, aumento de subsidios nacionales de por medio, que se pague la escala salarial tal y como se había acordado en las paritarias de mayo. Cuando sus pares del interior del país pretendieron exigir lo mismo se toparon con la negativa del sector empresario, desde donde acusan una delicada situación económico-financiera que viene de arrastre desde hace 9 años.
La diferencia entre lo que efectivamente abonan las empresas tucumanas y lo que exigen los choferes es de un 43% sobre los salarios de junio, lo que implica una suba de $323.000. Según detalló González, este miércoles comenzaron a percibir los haberes de julio sin el aumento reclamado. "Nos pagaron los $737.000 y nosotros pedimos que se reconozca $1.060.000. Se continúa acumulando la deuda que tienen por diferencias salariales", sostuvo.
En este sentido, subrayó que el crédito total contraído por las empresas es de $1.200.000 por cada trabajador, a los que se suman ahora unos $323 mil correspondientes a la diferencia no percibida en los salarios de julio.
Por el lado de los empresarios, desde AETAT vienen sosteniendo que no cuentan con los recursos suficientes para hacer frente a una recomposición salarial y ante la casi nula posibilidad de percibir mayores subsidios del gobierno, barajan la posibilidad de solicitar una actualización del valor del boleto para llevarlo por encima de los $1.000.
Previo al conclave de este jueves, el secretario de Transporte, Franco Mogetta, anunció ante Cámara de Diputados que el gobierno nacional no destinará ni un solo peso para subsidiar los servicios de colectivos en el interior y que a partir de septiembre tampoco enviará fondos para CABA y los municipios de Buenos Aires que todavía dependen de Nación. Se resuelven de esta manera las constantes asimetrías entre el AMBA y el resto del país. Para que no haya más quejas de intendentes y gobernadores, se acabaron los subsidios para todos.
A sabiendas de esta situación, la llave para destrabar el conflicto esta de nuevo en manos del gobierno provincial, desde donde vienen cubriendo los subsidios que Nación se niega a mandar a la provincia desde enero. No obstante, la realidad financiera del Estado provincial también se tambalea ante el feroz ajuste de Javier Milei.
La otra salida es que el Concejo Deliberante de la capital aumente el precio del boleto, cargando sobre las espaldas de los usuarios el déficit empresarial. Claro está, se trata de una medida impopular, difícil de tomar en un momento en donde los tucumanos hacen malabares para llegar a fin de mes.
