Un año hubo que esperar para que Messi pisara una cancha en el país campeón del mundo y le sumara aún más brillo del que tiene a una Selección que se acostumbró tanto a jugar como a ganar, gustar y golear. Recuperado de su lesión en la Copa América, el capitán volvió a mostrar porque es el mejor del mundo. Con un triplete y dos asistencia majestuosas, se llevó la pelota a su casa y la gente se rompió las manos aplaudiendolo.

La experiencia en Venezuela, más allá que dejó un sabor amargo por el empate, quedó atrás y la selección volvió a estar a la altura de un equipo que pasó por encima a las mejores selecciones del planeta hace menos de dos años.

Con Bolivia como invitado al show, el conjunto de Scaloni tardó menos de 15 minutos hasta que destrabó un partido que se jugó siempre como quiso Argentina. Ante un rival cerrado con dos líneas juntas y retrasadas, Messi leyó lo que había que hacer, se alejó por un rato del extremo derecho y se acercó a la generación de juego. Ahí empezó la fiesta. Lautaro se convirtió en asistidor y el capitán encajó el primero.

El segundo llegó con un pase milimétrico de Julián Alvarez, que luego de recuperar una pelota en defensa, habilitó a Messi, que lejos de ser egoísta, se la dejó a Lautaro para que la empuje a la red contra un arquero vencido. Devolución de asistencia de Lio y abrazo entre amigos para gritar el 2 a 0.

A partir de allí se quebró el orden defensivo boliviano. Unos minutos después se quedaron dormidos mientras Leo jugó rápido un tiro libre para que Julián también tuviera su gol.

Ya en el segundo tiempo, cada ataque tuvo olor a gol. Así, fue inevitable que Argetina ampliara el marcador. Aún cuando cambiaron varios nombres del elenco, la Scaloneta continuó jugando a un ritmo arrollador y manteniendo su esencia. Esa es quizás la marca registrada de este equipo: entre quien entre, el juego es el mismo. Así, el ingreso de Paredes, Almada, Nico Paz, Lisandro Martínez y Palacios solo vinieron a aportar piernas frescas, pero mantuvieron un mismo estilo y un mismo nivel que sus compañeros que dejaron la cancha.

Con Bolivia entregado a perseguir camisetas celestes y blancas durante 45 minutos, se liberaron todos los espacios y comenzaron a llegar en fila el 4, 5 y 6 a 0, casi como si se tratara de un entrenamiento. Messi facturaría por partida doble y Almada debutaría con un golazo, el primero que convierte en unas eliminatorias.

Argentina cierra esta doble fecha volviendo al triunfo, mostrando un fútbol soberbio y con Messi en un altísimo nivel tras una lesión que lo marginó varios encuentros. Argentinos a festejar, que hay Lio para rato.