Inicio / Politica / ¿CONVIENE CAMBIAR LA METODOLOGÍA?

La canasta de alimentos trepó en febrero a $137.314: ¿Por qué la cifra no se ajusta a mis gastos?

- -
La Dirección de Estadísticas de la provincia utiliza el mismo método de medición del INDEC, pero adecuado a las particularidades de los consumos de los tucumanos. Entender cómo se calcula nos permite conocer mejor el por qué se trata de una cifra que no es representativa de la mayoría de los hogares.

La Dirección de Estadística de la Provincia dio a conocer este lunes que los valores de la canasta básica alimentaria (CBA) y de la canasta básica total (CBT) para Tucumán treparon en febrero un 3,9% y un 3,0%, respectivamente. De esta manera, un adulto equivalente (varón adulto, entre 30 y 60 años, de actividad moderada) requirió $137.314 (CBA) para no ser considerado indigente. Mientras que, para no caer en situación de pobreza, necesitó $285.612 (CBT).

Un hogar tipo 2 —compuesto por un jefe de 35 años, su conyugue de 31 años, su hija de 8 y su hijo de 6 años— necesitó un ingreso mayor a $424.299 (CBA) para no ser considerado indigente, mientras que para no caer en situación de pobreza necesitó $882.542 (CBT).

La variación de la CBA y de la CBT, con respecto al mismo mes del año anterior, es de 48,5% y 52,2%, mientras que el aumento acumulado del año es de 6,1% y 5,9%, respectivamente.

De este modo, se puede apreciar que el aumento de las canastas superó el IPC en lo que va del 2025 (la inflación fue de 5,1%), pero fue menor durante el último año (la inflación fue de 65,4%). Eso se explica, fundamentalmente, porque el costo de los alimentos tomados como referencia para calcular el valor de la CBA (unos 60 en total) aumentaron en general menos que los servicios públicos (en el último año treparon en promedio un 171%).

Debido a que el método para calcular ambas canastas utiliza valores genéricos (se toma como referencia el consumo calórico de un adulto entre 30 y 60 años, de actividad moderada), las cifras que arroja no pueden ser consideradas como un valor representativo de los hogares tucumanos. Por ejemplo, para una familia tipo de cuatro miembros, compuesto por un jefe de 35 años, su conyugue de 31 años, su hija de 8 y su hijo de 6 años, se calcula que el jefe equivale a 1 adulto equivalente; su conyugue equivale a 0,77 unidades de adulto equivalente; la hija equivale a 0,68 unidades de adulto equivalente; y el hijo equivale a 0,64 unidades de adulto equivalente. Aquí encontramos un primer elemento a considerar: la composición de la familia y el supuesto de que todos consumen menos que un adulto varón equivalente. Ambas variables pueden adoptar una multiplicidad de valores distintos, pero no sería conveniente intentar confeccionar una multitud de canastas, puesto que lo que se busca no es medir costo de vida sino contar con un valor de referencia para la elaboración de políticas públicas (aunque cada gobierno lo utilice más como una herramienta de propaganda).

También conviene tomar en cuenta el listado de productos y las cantidades de cada uno que se utilizan para la medición. Aquí vale mencionar que son consideraciones estereotípicas elaboradas en base a datos provistos por la División Nutrición del SIPROSA. Por eso es importante señalar que cada hogar podría tener consumos distintos, según las necesidades y los hábitos de cada uno.

Más allá de eso, conviene detenerse un momento en lo que la Dirección de Estadísticas considera para el consumo mensual de un adulto equivalente. Por ejemplo, según el listado difundido, un hombre de entre 30 y 60 años consume por mes un total de 403 gramos de huevo, es decir, el equivalente a 8 huevos al mes (considerando que un huevo chico puede tener hasta 53 gramos). Siendo uno de los alimentos más recomendados por los nutricionistas, si una persona tiene hábitos saludables, seguramente incluirá en su dieta una cantidad muy superior a la considerada.

Otro dato no menor es que las cantidades consideradas para algunos productos se calculan muy por debajo del consumo recomendado por los especialistas. Por ejemplo, en el caso de los lácteos, el modelo de Estadísticas estima un consumo mensual promedio de 3,968 cc (3 litros y 968 mililitros) entre leche líquida, en polvo y yogures, más unos 310 gramos de quesos. Según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación, la cantidad de lácteos recomendada por día es de tres porciones. Un vaso de leche fresca equivale a una porción, es decir que con tres vasos por día se cubriría el ideal que se debe consumir. Pero también se lo puede alcanzar, por ejemplo, con un vaso de leche, una porción de yogur y una porción de queso. Es decir, 500 ml entre leche y yogur junto a 30 gramos de queso por día. Por lo tanto, se necesitaría un total de 15 litros entre leche y yogur, más unos 900 gramos de queso al mes, lo que equivale a más del triple de lo considerado por la medición de Estadísticas.

Por otro lado, se consideran para la medición de la canasta algunos bienes específicos cuyos niveles de consumo pueden adoptar infinidad de valores. Tal es el caso de la cerveza o el vino, productos que podrían no estar presentes en algunos hogares, pero que en otros casos se pueden consumir con frecuencia. Para la primera de las bebidas, la CBA calcula un consumo promedio de 465 cc al mes, mientras que para la segunda ese valor es de 372 cc. Esto equivale a menos de una lata de cerveza (traen, en general, 473 cc) y a una copa de vino por mes. Como dijimos, en algunos hogares podrían no estar presentes estos gastos, pero casi con seguridad que aquellos adultos que consumen estas bebidas en forma responsable, gastaron mucho más que lo calculado por Estadísticas.

Lo mismo sucede con las bebidas gaseosas, que para la CBA se estima en un consumo de poco más de 3 litros mensuales, entre azucaradas y con endulcorantes. Otra vez, se trata de productos que podrían no estar, pero que en los casos en donde están presentes, casi con seguridad se consume mucho más de lo estimado. 

En este punto conviene recordar que la medición informada por la Dirección de Estadísticas no busca ser representativo de todos los hogares, para lo cual se necesitaría modificar rotundamente la metodología. Aún así, aunque ese fuera el objetivo, sería extremadamente complicado formular canastas que representen la diversidad de hogares tucumanos. No obstante, también cabe preguntarse si la metodología empleada hasta ahora es la más adecuada. Si la intención es contar con valores de referencia, ¿no conviene que se consideren productos y cantidades recomendadas por especialistas en nutrición asociados a hábitos saludables de alimentación?