El PBI tuvo una caída del 1,7% durante el 2024 y superó la del año 2023

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De todos modos fue inferior a lo pronosticado previamente por todas las consultoras privadas. La recuperación del segundo semestre permitió aminorar la caída. En 2023, la disminución del PBI había sido del 1,6%, impulsada fuertemente por la caída de la actividad del último trimestre. Así, se abrocharon dos años negativos para la economía, luego de dos años consecutivos de mejoras del PBI que estuvieron por arriba del 5%.
El Producto Bruto Interno (PBI) mostró su primera suba interanual de la administración de Javier Milei, al avanzar 2,1% en el cuarto trimestre de 2024 frente al mismo período de 2023, según la medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

En la comparación desestacionalizada con el trimestre previo, la economía creció 1,4%, aunque mostró una desaceleración frente a la mejora del 4,3% del tercer trimestre de 2024. Así y todo, estuvo por encima de la expectativa del mercado que se ubicaban en el 1,3%. En tanto, la tendencia-ciclo muestra una variación de 1,7%.

Desde el punto de vista de la demanda agregada, la mejora intertrimestral fue impulsada por las exportaciones (+7,7%), el consumo privado (+3,2%), el consumo público (+0,8%) y la formación bruta de capital fijo (+11,3%).

Entre los componentes de la demanda, el mayor aumento se registró en las exportaciones, con 27,1% interanual (i.a.). Por el lado de los sectores de actividad, se destacan los incrementos en hoteles y restaurantes (18,1% i.a.) y en intermediación financiera (8,4% i.a.) y el descenso en construcción (-12,4% i.a.).

El descenso de 1,7% interanual del PIB en 2024 respondió a la caída del consumo privado (-4,2%), del consumo público (-3,2%) y de la formación bruta de capital fijo (-17,4%). En el otro extremo, los aumento estuvieron encabezados por las exportaciones (+23,2%).

Del lado de la oferta, los sectores de actividad que mostraron mayor disminución fueron construcción (-17,7% i.a.), industria manufacturera (-9,2% i.a.) y comercio mayorista, minorista y reparaciones (-7,3% i.a.), mientras que los que más aumentaron fueron agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+31,3% i.a.) y explotación de minas y canteras (+7,4% i.a.).

Medido a precios corrientes, el consumo privado fue el componente más importante de la demanda, con 68,1% del PIB, seguido por la formación bruta de capital fijo (15,8% del PIB), las exportaciones (15,3% del PIB) y el consumo público (15,0% del PIB).

La recuperación muestra una gran heterogeneidad sectorial. Mientras el agro y la energía lideran la dinámica, y algunos rubros como el comercio muestran un rebote más sólido, otras actividades relevantes como la industria y la construcción siguen sin levantar cabeza.

Mientras el crédito aparece como el principal motor de la economía, otros indicadores se mueven con ambigüedad. En cuanto al consumo se ve un crecimiento en bienes durables (a partir del crédito) y una merma en las ventas de supermercados. La apertura comercial puede beneficiar a algunos rubros por el mayor acceso a insumos, pero perjudicar a otros por las dificultades para competir (como ocurre en indumentaria). Además, el atraso cambiario genera una pérdida de competitividad generalizada de la producción doméstica.