El Padre Adrián Valdez, capellán de la Policía de Tucumán, explicó que la participación se dio por invitación del Obispo y que se vivió como una instancia importante de fe. Asistieron junto a personal del Servicio Penitenciario y de la Policía de la Provincia, con el objetivo de honrar a Dios, recibir las indulgencias propias del Jubileo y compartir un momento fraterno entre las distintas fuerzas. Valdez señaló que se trató también de una oportunidad para pedir la intervención de Dios en cada una de las acciones que se llevan adelante en el marco de la función policial.
Estuvieron presentes además los sacerdotes Horacio, también capellán de la Policía Provincial; Diego, del Servicio Penitenciario; y Marcelo Agüero. Si bien no pudieron asistir, Valdez indicó que también hay capellanes asignados a la Gendarmería y a la Policía Federal, y que todos trabajan de forma conjunta en la tarea pastoral dentro de las fuerzas. Según remarcó, su misión es acompañar e inculcar los valores del Evangelio en todos los integrantes de las instituciones de seguridad, recordando siempre que son parte de una comunidad de fe.
Durante la celebración religiosa también hubo un momento de recuerdo por el fallecimiento del Papa Francisco, hecho que generó un profundo pesar entre los presentes. Valdez compartió que tuvo la oportunidad de conocerlo cuando el entonces cardenal Jorge Bergoglio visitó la diócesis de Concepción, años atrás. En esa ocasión, predicó un retiro y pudo conversar con los feligreses de manera cercana. Destacó su figura como pastor, tanto en sus funciones anteriores como en el pontificado, y afirmó que, aunque su partida fue dolorosa, deja un legado claro: vivir el Evangelio con sencillez, coherencia y compromiso.
Para Valdez, el Jubileo fue una instancia significativa de unión, fe y reafirmación de valores en un contexto donde, según expresó, la presencia de Dios y el acompañamiento espiritual son fundamentales para quienes tienen a su cargo la seguridad de la sociedad.