“Esta chica que me encanta; ese es el perfil (de mujer) que a mí me gusta”; "No te sale ponerte mala, no te sale...". Estas lamentables frases del senador José Alperovich para dirigirse a la periodista de La Gaceta, Carolina Serveto, ocuparon un lugar importante en los medios de comunicación de todo el país y le valieron el repudio inmediato y masivo en las redes sociales, sobre todo de aquellos que rechazan fehacientemente la cosificación de la mujer como estrategia para desmerecer su labor en el periodismo. Un claro insulto para todos los trabajadores de prensa.
La notoriedad del caso es obvia por tratarse de un hombre con la investidura política de Alperovich, ex gobernador de Tucumán durante 12 años, actual senador nacional y candidato a ocupar nuevamente el sillón de Lucas Córdoba. Pero, cuantas situaciones similares e incluso mucho peores deben soportar casi a diario las mujeres que desempeñan su labor en los medios de comunicación. Situaciones que en su gran mayoría no salen a la luz, por miedo, por falta de apoyo o simplemente por no saber cómo actuar en esos casos.
En su gran mayoría, este tipo de acciones que atentan contra la dignidad son impartidas por hombres que ocupan cargos directivos o que tienen un mínimo de autoridad, y a veces inclusive por sus propios compañeros. "Estos hechos ocurrieron siempre. Muchas veces te quedas callada porque te quedas sin laburo si denuncias y a ellos no les pasa nada. Al otro día van a trabajar como si nada hubiera pasado y vos te quedaste sin laburo”, explicaron desde la Comisión de Mujeres de la APT.
El caso de Giselle Salica, la locutora que denunció el año pasado a dos compañeros que la sometieron durante años a malos tratos y a acoso sexual y laboral, marcó un quiebre en nuestra provincia. Luego de que saliera a la luz, varias mujeres periodistas dejaron trascender que Giselle no es la primera trabajadora de prensa en ser sometida a situaciones de este tipo y, más grave aún, que la misma conducta se repite constantemente en diferentes medios de la provincia.
Cabe recordar que Salica hizo público que los periodistas Adrián Intile y Walter Carrazana la sometieron durante años a juegos sexuales con doble intención, amparados por una posición de jerarquía.
A partir de allí, las trabajadoras de prensa de Tucumán se organizaron con aspiraciones a generar un cambio radical en los medios de comunicación en donde la discriminación, el acoso y la desigualdad aún son moneda corriente. En este marco, en el seno de la Comisión de Mujeres de la APT, nació el protocolo de actuación en casos de violencia de género, una herramienta que esperan sirva para orientar a las trabajadoras de prensa sobre cómo actuar en los casos en que sufran violencia de género en carne propia.
El reglamento será presentado en la Legislatura y en el Ministerio Público Fiscal. La intención es que sea ratificado y adquiera fuerza de “ley”, con el propósito de que cada una de las empresas periodísticas tenga que incorporar este protocolo y que los responsables de los medios se capaciten para evitar los casos de violencia de género. La letra escrita de la normativa conlleva de fondo un mensaje claro y contundente: "las trabajadoras de prensa estamos más fuertes que nunca. Hoy decimos basta; decimos que a las mujeres se las respeta".