La primera manifestación ocurrió el viernes 3 de mayo por la tarde cuando, Rosa Palavecino, rezaba en la Capilla de Adoración Perpetua de la Iglesia de Fátima. De acuerdo al relato de la mujer, en ese momento fue sorprendida por una intensa luz que salía desde el Santísimo. Inmediatamente sacó su celular y pudo fotografiar ese instante. “Era como un sol radiante”, escribió la vecina en su cuenta de Facebook.
El 21 de junio, a las 18, en el mismo lugar tres fieles, entre ellas Rosa, rezaban y tuvieron la misma percepción solo que esta vez pudieron filmarla con un teléfono.
“Cuando me pongo de rodillas, veo que Jesús se puso rosado. Inclino la cabeza porque el rosario me lleva a otro lugar, hasta que levanto la vista y veo que la eucaristía hizo un parpadeo y empezó a brillar”, contó Palavecino.
Un equipo de primerafuente integrado por Rafael Medina y Horacio Arias visitó la Capilla de Adoración Perpetua de la Iglesia de Fátima, ubicada en el barrio San Martín, y pudo entrevistar al sacerdote Jorge Díaz, quien se refirió a estos sucesos que conmueven a la comunidad católica concepcionense.
Primerafuente: ¿Qué nos puede decir respecto a lo que sucedió en la Capilla?
Sacerdote: “Realmente ha sido una manifestación que han tenido 2 adoradoras, recordemos que la capilla está abierta las 24 horas, todos los días de la semana, es una Capilla de Adoración Perpetua. Allí está expuesto el Santísimo sacramento que tiene una luz detrás que le permite ser más visible para todos los adoradores. Estas fieles experimentaron esa tarde (alrededor de las 17), en su hora de adoración, cómo esa luz comenzó a aumentar su intensidad. Una de las señoras tomó la decisión de sacar una foto y esa es la foto que se divulgó. Fue una manifestación que la Iglesia siempre la encuadra en lo que se llama “revelación privada”. Cualquier fiel puede tener algún tipo de revelación de Dios, de la Virgen, en forma privada, es decir para él, para su vida espiritual, como un signo de Dios, eso no lo podemos juzgar ni definir, es algo privado. De hecho, la Capilla ha tenido distintas experiencias, muchas personas han tenido experiencias de signos, experiencias espirituales muy lindas, conversiones muy importantes, fruto de esa presencia espiritual de Jesús en el Santísimo Sacramento”.
PF: ¿Qué es el Santísimo?
Sacerdote: “El Santísimo es un pedacito de pan, es una hostia consagrada en una misa. Cuando uno ingresa a una iglesia va a ver que hay una lucecita prendida en una parte del templo y allí hay un sagrario. Dentro de ese sagrario, ese cofre, está el cuerpo de Cristo, que son las hostias consagradas en la misa. Jesús está presente en esas hostias. En la Capilla de adoración perpetua la particularidad es que ese pedacito de pan está expuesto, es decir, no está en un cofre, no está en un sagrario, está expuesto y sostenido por una custodia que es ese elemento de metal, circular, donde está colocado ese pedacito de pan. Esa luz, que en otras capillas está en una pequeña lamparita, acá es una luz que está detrás del Santísimo, que lo ilumina para manifestar esa presencia. Esa luz es la que aumentó de intensidad. Es una luz normal, común, lo extraordinario es que aumentó hasta cubrir la custodia, ésta desapareció en el brillo de esa luz”.
PF: ¿Se hizo algún tipo de análisis, pruebas tratando de evaluar lo ocurrido para determinar si esto es una manifestación?
Sacerdote: “Como le decía, es una revelación privada, por lo tanto, no requiere ningún tipo de investigación porque no afecta a la fe ni tampoco podemos juzgar la veracidad de esto. Uno confía en la veracidad de estas señoras. Ha sido una experiencia subjetiva, estas personas tuvieron esa experiencia espiritual como puede haber otros tipos. A veces una persona está rezando y siente que Dios le dice algo, evidentemente, esa persona sintió en su corazón, en su mente una palabra de Jesús y se respeta ese tipo de manifestaciones, no las podemos juzgar. Por eso hablamos de revelación privada, la única revelación pública es la revelación de las Sagradas Escrituras, de la tradición de la Iglesia, Esto es lo único público, es decir, lo que la Iglesia recibe como revelación a través de Jesucristo, de la Palabra de Dios. . Además, las revelaciones privadas no aportan nada nuevo a la revelación pública, es solamente un momento, una experiencia que ayuda a la devoción de los fieles, a un mayor compromiso.
A estas fieles que han tenido esta experiencia y, evidentemente, para sus vidas ha sido un regalo de Dios. Esto tampoco significa que estas personas sean especiales o mejores o peores que las demás. Dios se manifiesta como se puede manifestar a cualquier persona, en su momento, es decir, es algo que no tiene una explicación racional o una explicación causal de esto, sino que es directamente un don de Dios que la persona lo ha vivido como podría suceder en un momento de oración, en una peregrinación. Es algo que no lo podemos manejar ni lo podemos juzgar”, concluyó.
Por Rafael Medina.-